Qué no esperar de la COP-28 – El Sol de México

Por Mario Duarte Villarello*

La vigésima octava Conferencia de las Partes (COP-28) de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) está en pleno apogeo en Dubai y ya reina el pesimismo. Los motivos son otros, empezando por el posible conflicto de intereses del Sultán Al Jaber, que preside la COP a pesar de ser jefe de la petrolera ADNOC; la ausencia del presidente estadounidense Joe Biden, cuyo país es el segundo mayor emisor de gases de efecto invernadero (GEI) del mundo; el contexto geopolítico debido a los conflictos Rusia-Ucrania e Israel-Hamás, que demuestran una vez más que los problemas medioambientales lamentablemente siguen situándose en el nivel de la “baja política” y no en el de la “alta política”, que en la jerga internacional significa que el primero agrupa los temas “irrelevantes”, mientras que el segundo reúne los “trascendentes” a los ojos de los tomadores de decisiones, por muy equivocados que estén; Entre otras razones.

Por lo tanto, en lugar de enumerar los objetivos que la COP pretendía alcanzar, es más fácil resaltar lo que no se puede esperar. Para empezar, el proceso de evaluación de los resultados del Acuerdo de París (Inventario global), que finaliza precisamente con motivo de esta COP, demuestra que ya no hay forma de alcanzar el objetivo de limitar el calentamiento global a 1,5° C como prevé el Acuerdo; Por el contrario, los escenarios más realistas, incluidos los del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC), apuntan a alcanzar los 3°C en los próximos años, con los impactos negativos que esto supone para el planeta.

Por su parte, ni siquiera hay voluntad política para financiar el Fondo de Pérdidas y Daños (FPD), que, por ejemplo, hubiera sido de gran utilidad para México después del huracán Otis, y para los países más vulnerables al cambio climático, muchos de ellos. los cuales suelen ser los que menos gases de efecto invernadero emiten. Otra cuestión pendiente es el compromiso de financiar el Fondo Verde para el Clima (GCF), ya que ni siquiera se ha alcanzado aún el objetivo inicial de movilizar 100.000 millones de dólares anuales desde su creación en 2010, y persisten los incentivos para seguir apostando por los combustibles fósiles y la exploración de nuevos yacimientos, por ejemplo en el Mar del Norte, en lugar de aumentar las inversiones en energías limpias, que parecen haber alcanzado una “meseta” estadística, como muestran los datos, a pesar de los anuncios y promesas de algunos países.

¿Qué podría romperlo? punto muerto? En esta COP nada más, ya que todo indica que sus resultados serán retóricos, aunque faltos de sustancia. Pero insistir en que el cambio climático es un problema existencial, en el sentido amplio de la palabra, en términos de la diferencia entre continuar o no existiendo como civilización y, por tanto, entenderlo como un problema de seguridad internacional –lo cual todavía parece difícil mientras A medida que los tomadores de decisiones continúan clasificándolo como un tema de “política baja”, esto es lo que podría marcar la diferencia. Una “titulización positiva” de la cuestión es lo que debería suceder y lo que puede mostrar la luz al final del túnel. Pero esto “se dejará para una mejor ocasión”. La pregunta en cualquier caso es: ¿existirá esa oportunidad?

* Doctor en Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales, experto en política ambiental internacional y profesor de la Facultad de Estudios Globales.

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