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Soyuz MS-27 arribo a la Estación Espacial Internacional

El espacio volvió a ser protagonista el pasado 8 de abril de 2025 con el exitoso lanzamiento de la nave Soyuz MS-27 desde el cosmódromo de Baikonur, en Kazajistán. Esta misión representa un paso más en la colaboración internacional para el estudio del espacio, y su objetivo principal es reforzar la tripulación actual de la Estación Espacial Internacional (ISS), con científicos y especialistas que desarrollarán tareas fundamentales durante los próximos meses.

A bordo de la cápsula viajaban tres astronautas: los cosmonautas rusos Sergey Ryzhikov y Alexey Zubritsky, junto al astronauta estadounidense Jonny Kim. Para Ryzhikov, esta es su tercera misión espacial, mientras que tanto Zubritsky como Kim realizan su primer viaje al espacio. La experiencia de Ryzhikov será clave para orientar a sus compañeros durante las primeras semanas de adaptación al entorno de microgravedad.

La travesía hacia la estación se llevó a cabo sin problemas y la nave se enganchó automáticamente al módulo Prichal, componente del segmento ruso de la ISS. Este operativo, monitorizado desde el suelo y con la asistencia de la tripulación en el espacio, finalizó exitosamente después de varias horas de maniobras minuciosamente planificadas. Luego de confirmar la adecuada presurización entre las dos naves, se abrieron las escotillas y los nuevos miembros de la tripulación fueron bienvenidos por sus compañeros ya presentes a bordo.

La actual Expedición 72 de la Estación Espacial Internacional está compuesta por una tripulación multinacional que incluye representantes de agencias espaciales como NASA, Roscosmos y JAXA. Entre ellos se encuentran astronautas experimentados como Anne McClain, Don Pettit, Alexey Ovchinin y Takuya Onishi, quienes ya llevan varios meses cumpliendo tareas científicas, técnicas y de mantenimiento.

Durante su estancia, los recién llegados participarán en un intenso programa de investigaciones científicas que incluyen experimentos en biología, medicina espacial, física de fluidos y observación de la Tierra. Uno de los objetivos principales es continuar estudiando los efectos de la microgravedad en el cuerpo humano, especialmente en lo relativo a la masa muscular, densidad ósea y la salud cardiovascular. Los resultados obtenidos permitirán mejorar la preparación para misiones más largas, como las futuras expediciones a la Luna o Marte.

Aparte del trabajo científico, los miembros de la tripulación se ocuparán de funciones técnicas vitales para el sostenimiento del complejo espacial, que ha estado funcionando durante más de 25 años en la órbita baja de la Tierra. Se llevarán a cabo mejoras en los sistemas eléctricos, inspecciones de los módulos de acoplamiento, y es posible que se realice una caminata espacial para integrar nuevos aparatos.

El regreso de esta tripulación está previsto para diciembre de 2025, cuando otra nave Soyuz los traerá de vuelta a la Tierra. Su permanencia de ocho meses servirá para continuar fortaleciendo la presencia humana en el espacio, asegurar el buen funcionamiento de la estación, y seguir avanzando en la cooperación internacional en el ámbito aeroespacial.

Esta misión refleja el compromiso sostenido de distintas naciones en la exploración espacial, mostrando que, más allá de las fronteras terrestres, la ciencia y la tecnología pueden unir a la humanidad en torno a objetivos comunes. La llegada de la Soyuz MS-27 no es solo un evento técnico: representa la continuidad de un esfuerzo global por ampliar nuestro conocimiento del universo y nuestro lugar en él.